APUNTES PARA UNA HISTORIA

Corría el año 1946... podría ser una buena forma (tan buena como otra cualquiera) de empezar esta crónica de nuestra Asociación.

Durante los últimos tiempos, ante las celebraciones que, con motivo de sus respectivos aniversarios, otras asociaciones hermanas han ido celebrando, y tras la celebración del centenario del colegio, ha crecido la inquietud en nuestra asociación por explorar nuestro pasado y rendir nuestro particular homenaje, no por humilde menos sentido, a los que nos antecedieron. Es un propósito en el que nos gustaría que colaboraran todos los asociados que desearan aportar datos, recuerdos, reflexiones... Que estas breves líneas sean un primer paso para rendir tributo a la pequeña-gran historia de nuestra asociación.

Si bien el colegio fue fundado en 1909 y los antiguos alumnos del “María Auxiliadora” comenzaron su andadura poco tiempo después, nuestra asociación no conserva registro oficial de sus actividades hasta 1946, año que probablemente tuvo gran importancia por ser la celebración del I Consejo Nacional de Antiguos Alumnos Salesianos. En aquellos tiempos la Junta Directiva estaba integrada por Mariano Aniceto Galán (presidente), Santiago Hernández (vicepresidente), Antonio Lucas Verdú (secretario), Fernando Gómez Alonso (tesorero), Vicente Paniagua Comendador, Julián A. Aparicio Ramos, Eduardo Tapia, Graciliano Polo, Andrés Hernández y Florentino Rodero Taranco (vocales), siendo consiliario don Fortunato Saiz y don Julián Ocaña director del colegio.

Durante los años siguientes, como tendremos ocasión de comentar, el organigrama de la Asociación alcanzó mayor complejidad, en relación con su gran dinamismo, marcando una verdadera “edad de oro” de los antiguos alumnos salesianos que va desde 1946 hasta mediados de los sesenta.

De entre las actividades que la asociación celebró en el curso 46-47, en las actas de la Junta Directiva se le da especial relevancia a los ejercicios espirituales (definidos como “francamente esperanzadores” por Antonio Lucas), la fiesta anual de los antiguos alumnos, la asamblea general del 1 de diciembre de 1946, la despedida del anterior consiliario (don Emilio Corrales, que había sido director del colegio y que fue el gran impulsor de la Asociación), y la presentación de la Junta al obispo de Salamanca, hecho que habla bien a las claras de la importancia que la Asociación tenía en la Diócesis por aquella época. Además de todas estas actividades extraordinarias, por aquel entonces se celebraba una fiesta para los antiguos alumnos, todos los meses, el primer domingo después del 24.

En 1947 se renovó la secretaria de la Asociación. Al efecto, la Asociación adquirió un mobiliario completo para esta dependencia. El coste total, 9.800 pesetas. Para sufragar éste y otros gastos, la principal fuente de financiación era la cuota de los socios. Se pagaba mensualmente y, como ahora, estaba vinculada al envío de la revista “Don Bosco en España”. Teniendo en cuenta que el cobro de la misma se hacía a domicilio, y que por aquel entonces el número de socios ya era bastante importante, hay que suponer que el cargo de tesorero conllevaba una generosa carga de trabajo.

Sin embargo, por aquellos años no en la Junta Directiva no faltaban ni la generosidad ni el trabajo, siempre con la pretensión, como se dice al final del acta del 27 de enero de 1947, de “lograr, bajo la bendición de Don Bosco, la Asociación modelo por la que debemos y tenemos que trabajar”.

Ojalá que, en estos tiempos difíciles, mirar atrás no sea motivo de nostalgia, sino, por encima de todo, de ánimo e inspiración.

Fdo. Alberto Muñoz Fraile

Socio antiguo alumno.